martes, 20 de septiembre de 2011

Proyectos a mediano plazo, algo inexistente en el fútbol mexicano

Durante el desarrollo de la jornada 9 del torneo Apertura 2011 en el fútbol mexicano se dio el cese de tres técnicos. América, Tijuana y Atlas despidieron a sus respectivos técnicos por los malos resultados.

Nueve partidos bastaron para que estas directivas se dieran cuenta que los técnicos que tenían en el banquillo no eran lo que esperaban y decidieron cortar la relación laboral. Si, a mitad del torneo se dan cuenta que no son la solución a sus males.

En el fútbol mexicano no existe el proyecto a mediano plazo, ya no hablemos a largo plazo. Difícilmente las directivas aguantan todo un mal torneo a un técnico y le dan continuidad. Muy pocos equipos lo logran, hasta estos momentos Guadalajara, Pumas y en menor medida Atlante y Monterrey han  logrado mantener a sus entrenadores por poco mas de un año. Pero aún así es muy poco, hablar de un año es muy poco para lograr establecer un proyecto.

En el caso del América, es el ejemplo más claro de lo que no se debe de hacer como directiva. Poner y quitar técnicos a placer es algo que ya se esta haciendo costumbre en la escuadra con mas poderío económico en nuestro fútbol y en la que se sigue creyendo que el dinero compra títulos. 
Así como paso Reynoso de ídolo a mediocre, así han pasado sus antecesores, incluyendo su nuevo director técnico Alfredo Tena a quien no le auguro mas que 9 partidos para demostrar que el América es un verdadero desastre de planeación deportiva. 

En Tijuana ya se vislumbraba un cambio el cual se debió de haber dado hace dos semanas después de que el equipo no pudo con Chivas en su propio estadio. Joaquín del Olmo nunca supo hacer entender a su vestuario que su equipo debe de tener garra y corazón y que no solo están ahí para cobrar. 
La directiva decidió por Antonio Mohamed quien ya tiene la no grata experiencia de haber dirigido al Veracruz y haberlo encaminado de manera exitosa hacia el descenso.

Y en el Atlas, no hay mucho que decir. Rubén Omar Romano trató de tener un equipo equilibrado, metiendo gente de experiencia en cada línea, pero lo que no contaba era con el bajo nivel de juego que tienen esos jugadores de experiencia. Nueve partidos, el equipo jugando de manera deprimente y que solo aspira a salvarse han hecho que la directiva lo reviente y vea en Juan Carlos Chávez al salvador de sus males. Mucho me temo que de nuevo solo vendrá por 8 partidos y después, quien sabe después que pase.

A la "mitad" de un torneo de 17 juegos en donde si logras enracharte o lograr 3 juegos sin perder te metes de lleno a la calificación pero de igual manera entras en una baja de juego y no logras un buen resultado en tres partidos y quedas fuera, me parece un poco injusto y hasta previsible que los directores técnicos no tengan una estabilidad en los diferentes equipos en donde laboran.

Hasta hace poco Sergio Bueno, José Cruz, Efraín Flores veían con serias amenazas sus puestos toda vez que no habían logrado buenos resultados al inicio del torneo y ahora han hilado 3 partidos sin perder y mas que quitarse presión por ser despedidos ahora sus equipos estan en zona de calificación.

Incongruente, sin duda.

Y, ¿Quien juzga al patrón?. Las directivas también tienen mucho que ver en todo esto, ellos son los principales responsables de traer al banquillo al mejor candidato según sus ojos y cuando éste no resulta lo esperado solo lo corren pero ellos siguen en su oficina tan tranquilos. Ellos también deberían de ser removidos de sus cargos por la irresponsabilidad que a veces demuestran. Acaso ya se nos olvido lo que hizo la directiva del Santos al remover a Rubén Omar Romano el torneo pasado cuando el equipo jugaba por nota y que al paso del tiempo se ha demostrado que fue la peor decisión que pudieron haber tomado.

No señores, no todo es culpa del técnico, lejos de defenderlos, que no es mi papel, me pregunto ¿Quién será el valiente que juzgue los resultados a las directivas?, porque ellos, ellos llevaron al técnico, luego entonces ellos son los responsables del éxito o fracaso al escoger o dar por terminada una relación con algún técnico, o ¿me equivoco?

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