Desde muy chico mi papá se dedico a inculcarme el amor por algún deporte. Cualquiera que éste fuere, pero estaba claro que mi destino tenia que estar ligado a los deportes, porque mi papá así lo quería y al final así fue.
Les cuento que desde que tenía yo la edad de 8 años, me inscribió en una liga de fútbol, pertenecía al equipo de Líneas aéreas y nos enfrentábamos en la categoría de 8 a 10 años, Había muchos equipos en la liga de Luz y fuerza del centro. Siempre jugábamos a las 7 u 8 de la mañana de los domingos, muy cerca del estadio azteca.
Eran unos campos inmensos, con muchísimas canchas de fútbol. Mi uniforme era muy parecido al de los Leones Negros de la Universidad de Guadalajara. Siempre fui lateral derecho. Era lo que mejor me salía, pero en esos tiempos no entendía de tácticas o de estrategias. Lo único que me importaba era levantarme el domingo a las cinco y media de la mañana y empezar a enfundarme el uniforme. Empezar a sentir esa adrenalina que es pisar un terreno de juego, ver a los ojos al rival y tener esos deseos de ganar como sea.
Después crecí y abandone por diferentes causas la práctica del deporte, pero me volví un aficionado mas del Rebaño Sagrado. Seguía sus encuentros religiosamente cada fin de semana, ya sea por Televisa o Imevisión (ahora Tv Azteca) y disfrutaba mucho en el Jalisco el retumbar del grito de guerra: "Chivas... Chivaaas... Chivaaaas", en aquel entonces me preguntaba yo ¿que se sentirá estar en un estadio y gritarlo?
Poco tiempo después me daría cuenta que el gritarlo y mas en patio ajeno era lo mejor que me pudiera haber pasado. Ya había asistido antes al estadio Azteca y al estadio Azulgrana (ahora el estadio Azul) pero en realidad siempre había sido para ver a la Selección Mexicana, nunca antes había ido a ver a mis Chivas, hasta que entre a la preparatoria y fui a ver a mis Chivas contra los Rayos del Necaxa. Ganamos aquel partido y fue la locura porque el estadio Azteca en su totalidad le iba a Chivas, y el grito aquel que escuchaba en el televisor, lo pude escuchar y ser parte de el. Que cosa mas impresionante.
Después cada año fui a ver los clásicos contra el odiado rival, el América. Siempre fui objeto de burlas en la escuela en los años ochentas ya que el América lo gano todo, incluso nos gano una semifinal la cual fue la causante de mis primeras lagrimas por ver a mi equipo totalmente derrotado y sin argumentos para ganar. Pero el fútbol como la vida da revanchas, y nunca podré olvidar el clásico de 1996. El último clásico que se jugó en un torneo largo. Me atreví a asistir al estadio con 4 amigos que le iban al América y solo yo le iba al Guadalajara. El América parecía que iba a golear en aquel entonces. Nos iban ganando dos goles a cero. Pero fue en ese momento cuando entendí lo que es partirse el corazón y el alma por un equipo.
Cabezaso del "Campeoncito" Hernández y empezaba la reacción rojiblanca. Después el empate y después la obra maestra del gran ídolo como lo fue Ramón Ramírez, llevándose a todos y dejando solo a Ignacio Vázquez quien solo remato y anoto el gol del triunfo. El estadio vuelto loco, mis 4 amigos americanistas no lo podían creer y yo, yo gritando como un niño con juguete nuevo. Saltando, no se cuanto grite ese gol. Creo que ese y el gol del Adolfo Bautista en la final contra Toluca han sido los dos goles que mas he gritado.
Después desvelarme en el mundial 2002 para ver a México en la madrugada. Gritar los goles de Jared Borguetti, Cuahtemoc Blanco. O antes en el mundial de Francia en 1998, gritar como loco el gol de Cuauhtemoc ante Bélgica. Soñar con el gol de Luis Hernández ante Alemania en ese mismo mundial.
Mi amor por el fútbol nace dentro de un rectángulo verde, después se transforma a ir a los estadios, madura viendo por televisión al Cruz Azul romperse el alma para casi ganar la copa Libertadores, o ver a un mexicano haciendo historia en el Barcelona como lo es Rafael Márquez y es cuando empiezo a entender que los jugadores mexicanos si pueden llegar a lograr cosas importantes.
Me ha tocado ver dos veces levantar una copa del mundo a México. Ambas en la categoría sub 17. En ambas ocasiones nunca les di crédito, creo que así suelo ser yo. Prefiero un escenario pesimista para no sentirme tan dolido ante una decepción mas de nuestra selección o de mis equipos.
Ya también me toco un descenso, verlo a la distancia pero igual dolió. Ver a mi querido River Plate irse a segunda no es nada fácil de digerir. Me dolió como si fueran las mismas Chivas las que hubieren descendido. Seguro estoy que el próximo año River regresará a Primera y regresara como los grandes, ganando todo.
Mi amor por el fútbol esta ahí, siempre presente, cada día, escribiendo para un blog como Futblogtricolor acerca de lo que pienso en cuanto a la Selección Nacional se refiere y compartiendo este blog con @gdlmat para platicar de temas futboleros.
Mi amor por el fútbol creo que nunca va a terminar, mi amor por el fútbol por muy exagerado que parezca, es único y creo que nunca va a terminar.
@conta_dor
Conta,
ResponderEliminarParte de esta historia me la comentaste cuando comenzamos a charlar de futbol hace casi 2 años. Esta historia tiene un matiz muy familiar para mí, me siento identificado con tu historia, ya que ambos estamos por la pasión que nos brinda el futbol. Digna historia para conservar. Es tu historia futbolera.
Un abrazo,
Sergio